Capítulo I. PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA
Santo Guerra (1995) se refiere al triple
proceso evaluador en cualquiera de los niveles del desarrollo curricular: la
evaluación diagnóstica, la evaluación procesual y la evaluación de término. Por
patologías se entiende los desórdenes que afectan al proceso y que puede ser
estudiado en sus signos, en sus síntomas y en su fisiopatología. El autor
afirma que la patología que afecta a la
evaluación atañe a todas y cada una de sus vertientes: por qué se evalúa, quién
evalúa, cómo se evalúa, a quién se evalúa, para quien se evalúa, con qué
criterios se evalúa, etc. Es así como una patología lo es en cuanto
hipertrofian un aspecto, que planteado en su justa medida sería positivo, para
lo cual se cita el caso de valorar exclusivamente los conocimientos, sin tomar
en cuenta su naturaleza, su adecuación, etc.
El autor reflexiona acerca de la evaluación
desde varios aspectos, en donde se dan
diversas patologías debido a carencias y disfunciones:
1. Solo se evalúa el alumno
2. Se evalúan solamente los resultados
3. Se evalúan sólo los conocimientos
4. Sólo se evalúan los resultados directos, pretendidos
5. Sólo se evalúan los efectos observables
6. Se evalúa solamente la vertiente negativa
7. Sólo se evalúa a las personas
8. Se evalúa descontextualizadamente
9. Se evalúa cuantitativamente
10. Se utilizan instrumentos inadecuados
11. Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanza aprendizaje
12. Se evalúa competitivamente
13. Se evalúa estereotipadamente
14. No se evalúa éticamente
15. Se evalúa para controlar
16. Se evalúa para conservar
17. Se evalúa unidireccionalmente
18. No se evalúa desde fuera
19. No se hace autoevaluación
20. Se evalúa distemporalmente
21. No se hace paraevaluación
22. No se hace meta-evaluación
Capítulo II. LA EVALUACION: UN PROCESO DE DIÁLOGO, COMPRENSIÓN
Y MEJORA
Santos Guerra (1995) señala a la evaluación de programas educativos en sus diferentes ámbitos, como una parte
integrante de los proyectos y no un
complemento, y que más bien va a producir diálogo entre evaluadores y evaluados,
comprensión y mejora de los programas al servicio de los usuarios, y que debe tener las siguientes características:
·
Independiente y comprometida
·
Cualitativa y no meramente
cuantificable
·
Práctica y no meramente
especulativa
·
Democrática y no autocrática
·
Procesual y no meramente final
·
Participativa, no mecanicista
·
Colegiada, no individualista
·
Externa, de iniciativa interna
Así mismo, se refiere a los aspectos que perjudican la evaluación, entre los que
destaca:
·
Esperar que sus resultados sean
elogiosos para los responsables del programa
·
Atribuir las informaciones no gratas a la subjetividad del evaluador
·
Demandar juicios de valor que
permitan saber a los destinatarios, lo que está bien o lo que
·
está mal
·
Exigir a los evaluadores las
orientaciones para la mejora del programa
·
Poner los resultados al servicio
de intereses
·
Utilizar la evaluación en el caso
de grupos enfrentados
La evaluación como diálogo
debe garantizar la libertad de opinión, el anonimato y en la seguridad de que
la información va a ser tomada en cuenta y utilizada adecuadamente. Es
importante la flexibilidad, la libertad y la actitud participativa para que se
de un diálogo de calidad.
La evaluación como comprensión
debe alcanzar el funcionamiento del programa en su contexto, racionalidad y
sentido educativo. Está referida a diferentes aspectos del programa:
·
Pretensiones educativas
·
Necesidad
·
Destinatarios
·
Procesos que pone en marcha
·
Resultados durante el mismo
programa
·
Resultados a largo plazo
·
Efectos secundarios
·
Rentabilidad de los costes
·
Rentabilidad social
·
Rentabilidad oferta demanda
·
Continuidad en el futuro
·
Contexto sincrónico y diacrónico
La comprensión tiene como finalidad de preguntarse por los procesos y
los resultados de los programas. Exige la utilización de instrumentos variados
y sensibles a la complejidad y diversidad de interrelaciones que se producen en
la realidad educativa y se realiza a través de un lenguaje accesible para
cualquier ciudadano interesado en la realidad que se evalúa
La evaluación como mejora, se refiere, de acuerdo con el planteamiento
del autor, a una finalidad no sólo de los resultados, sino de la racionalidad y
de la justicia de las prácticas educativas. La mejora consiste en la
introducción de innovaciones, en la interrogante sobre la calidad, y en la
participación de los destinatarios, a partir de la dinámica de la acción
contextualizadora, que incluye una serie de expectativas, motivaciones,
intereses, sentimientos, valores. Es así como la evaluación debe estar comprometida
no sólo con la mejora del programa sino con la sociedad en general. Concluye,
el autor, que en relación con la viabilidad de la educación, influye la falta de
sensibilidad y convencimiento, la formación de los evaluadores, el costo de los
procesos.
Comentario:
De acuerdo con el autor, y a partir de la reflexión de estas lecturas
se reconoce la importancia de la evaluación dentro del desarrollo
curricular, en cualquiera de sus niveles, ya que guarda estrecha
relación con el proceso de enseñanza aprendizaje. Razón por lo cual, para la investigación educativa deben
conocerse muy bien los fines que
persigue, la función que cumple y al servicio de quien se pone, y sobretodo tener claro el proceso de evaluación como un
proceso de diálogo, comprensión y mejora. Lo anterior, en razón de las
limitaciones y las manipulaciones en que
puede desembocar el proceso de evaluación, lo que exige una práctica
evaluadora de manera ética y
democrática.
En relación con las prácticas educativas, es bien sabido que la tendencia es hacia una evaluación por medición, de control por parte del docente y de una actitud pasiva por parte del
alumno, con resultados cuantificables,
que no contribuyen al adecuado proceso formativo. Ante esto es importante
reflexionar acerca de la manera de revalidar nuevas formas de enseñanza, en las
que la evaluación contribuya a enriquecer el proceso de formación. ¿Debemos
orientar la evaluación de la práctica educativa más hacia el estudiante y menos hacia la sistematización del docente?
Al respecto, Stenhouse (1984)
insiste en que el docente debe ser un crítico y no un simple
calificador, ya que las evaluaciones de tipo educativo abordan el proceso educativo en términos de
éxito o fracaso. Al respecto debemos preguntarnos: ¿Cuál es el tipo de docente
que propician los modelos educativos en nuestro medio?
Referencias
Santos
Guerra, M. A. (1995). La evaluación: un
proceso de diálogo, comprensión y mejora.
Málaga, España: Ediciones Aljibe.
Stenhouse,
L. (1998). Investigación y desarrollo del currículum. Cuarta edición. Madrid:
Ediciones Morata.
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