martes, 28 de agosto de 2012

INVESTIGACIÓN EDUCATIVA


INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
Capítulo  I. Introducción

Weiss (1990) hace un análisis reflexivo acerca de la investigación educativa e inicia con una serie de interrogantes relacionadas  con la evaluación de los programas sociales, que a su juicio representan, en algunos casos, prolongaciones de esfuerzos anteriores, y en otros, rompimientos radicales con el pasado. Afirma que la investigación educativa puede adaptarse para proporcionar la información requerida, ya que es una manera de aumentar la racionalidad de las decisiones, al proporcionar datos que reduzcan incertidumbre.
En relación con los fines de la investigación evaluativa, indica la autora, estos se refieren a la medición de los efectos de un programa por comparación con las metas que se propuso alcanzar para  la toma de decisiones que lleven a la mejora. Para lo anterior, el evaluador debe tomar en cuenta las diferencias relativas a:
·         Alcances
·         Dimensión
·         Duración
·         Claridad y especificidad
·         Complejidad y longitud de tiempo
·         Grado de innovación

Entre las diferencias de la evaluación y otras investigaciones sociales, Weiss (1975) cita las siguientes:
·         Uso para la toma de decisiones
·         Interrogantes derivados del programa
·         Calidad del juicio
·         Marco de acción
·         Conflictos entre papeles
·         Publicación
·         Fidelidad

En relación con las semejanzas entre la evaluación y otras clases de investigación, la autora señala que la evaluación trata de describir, de comprender, las relaciones entre variables y establecer la secuencia casual. Asimismo, se utiliza toda la gama de métodos de investigación para recopilar la información, tales como entrevistas, cuestionarios, observación, registros, entre otras.

Concluye la autora, que no existe una fórmula que indique a los evaluadores la manera más conveniente de realizar su estudio, ya que depende de los usos que se le den al estudio, de las decisiones pendientes y de las necesidades de información de quienes tomen las decisiones, al igual que de las restricciones, de los límites al estudio y de los presupuestos disponibles. Todo lo anterior representa una transacción entre lo ideal y lo factible, en palabras de la autora. Además insiste en la necesidad del evaluador para conocer  acerca de la formulación del problema de investigación, del diseño, del muestreo, del análisis y de la interpretación, además de tener que aprender a aplicar el conocimiento en un ambiente a menudo inhóspito, lo que hace de su trabajo, a menudo despreciado, un gran reto para salir airoso.

Comentario

Es importante reconocer el papel del evaluador como mediador en la investigación educativa de programas sociales y cuya finalidad debe ser el mejoramiento de los mismos para la toma de decisiones. Por lo tanto, el rol que desempeña le exige  el conocimiento de las diferencias que entrañan los diferentes programas para asegurar un proceso exitoso, ya que las características de los programas afectan el tipo de evaluación a realizar  y los fines que se lograrán, de acuerdo con Weiss (1990).  El evaluador debe enfrentar, de esta manera, muchos obstáculos y resistencias, que le dificultarán el estudio, lo que le exige un mayor empeño y habilidad, además de los conocimientos propios de su campo, en donde la ética juega un papel preponderante para asegurar la credibilidad y confianza de los participantes. En este contexto se debe preguntar: ¿Quién quiere saber?, ¿Cuáles son las personas que patrocinan el estudio?, ¿Qué fines persigue?. Del otro lado es importante reconocer en la investigación educativa una fuente que nos aporta información sobre la enseñanza, además de un continuo crecimiento y desarrollo personal, que permita mejorar la calidad de aprendizaje de los alumnos.
En nuestro medio, debemos reflexionar acerca de la necesidad de una investigación educativa en consonancia con las características del entorno natural, social y cultural, que lleve el mejoramiento de las prácticas llevadas a cabo hasta el momento en los diferentes niveles educativos.





Referencias

Weiss, C. (1990). Investigación educativa. México, D.F.: Trillas.

Capítulo I. PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA


Capítulo I. PATOLOGÍA  GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA
Santo Guerra (1995) se refiere al triple proceso evaluador en cualquiera de los niveles del desarrollo curricular: la evaluación diagnóstica, la evaluación procesual y la evaluación de término. Por patologías se entiende los desórdenes que afectan al proceso y que puede ser estudiado en sus signos, en sus síntomas y en su fisiopatología. El autor afirma  que la patología que afecta a la evaluación atañe a todas y cada una de sus vertientes: por qué se evalúa, quién evalúa, cómo se evalúa, a quién se evalúa, para quien se evalúa, con qué criterios se evalúa, etc. Es así como una patología lo es en cuanto hipertrofian un aspecto, que planteado en su justa medida sería positivo, para lo cual se cita el caso de valorar exclusivamente los conocimientos, sin tomar en cuenta su naturaleza, su adecuación, etc.
El autor reflexiona acerca de la evaluación desde varios aspectos, en  donde se dan diversas patologías debido a carencias y disfunciones:
1.       Solo se evalúa el alumno
2.       Se evalúan solamente los resultados
3.       Se evalúan sólo los conocimientos
4.       Sólo se evalúan los resultados directos, pretendidos
5.       Sólo se evalúan los efectos observables
6.       Se evalúa solamente la vertiente negativa
7.       Sólo se evalúa a las personas
8.       Se evalúa descontextualizadamente
9.       Se evalúa cuantitativamente
10.   Se utilizan instrumentos inadecuados
11.   Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanza aprendizaje
12.   Se evalúa competitivamente
13.   Se evalúa estereotipadamente
14.   No se evalúa éticamente
15.   Se evalúa para controlar
16.   Se evalúa para conservar
17.   Se evalúa unidireccionalmente
18.   No se evalúa desde fuera
19.   No se hace autoevaluación
20.   Se evalúa distemporalmente
21.   No se hace paraevaluación
22.   No se hace meta-evaluación

Capítulo II. LA EVALUACION: UN PROCESO DE DIÁLOGO, COMPRENSIÓN Y MEJORA
Santos Guerra (1995) señala a la evaluación  de programas educativos  en sus diferentes ámbitos, como una parte integrante de los proyectos  y no un complemento, y que más bien va a producir diálogo entre evaluadores y evaluados, comprensión y mejora de los programas al servicio de los usuarios, y que  debe tener las siguientes características:
·         Independiente y comprometida
·         Cualitativa y no meramente cuantificable
·         Práctica y no meramente especulativa
·         Democrática y no autocrática
·         Procesual y no meramente final
·         Participativa, no mecanicista
·         Colegiada, no individualista
·         Externa, de iniciativa interna

Así mismo, se refiere a los aspectos  que perjudican la evaluación, entre los que destaca:
·         Esperar que sus resultados sean elogiosos para los responsables del programa
·         Atribuir las informaciones  no gratas a la subjetividad del evaluador
·         Demandar juicios de valor que permitan saber a los destinatarios, lo que está bien o lo que
·         está mal
·         Exigir a los evaluadores las orientaciones para la mejora del programa
·         Poner los resultados al servicio de intereses
·         Utilizar la evaluación en el caso de grupos enfrentados

La evaluación como diálogo debe garantizar la libertad de opinión, el anonimato y en la seguridad de que la información va a ser tomada en cuenta y utilizada adecuadamente. Es importante la flexibilidad, la libertad y la actitud participativa para que se de un diálogo de calidad.

La evaluación como comprensión debe alcanzar el funcionamiento del programa en su contexto, racionalidad y sentido educativo. Está referida a diferentes aspectos del programa:
·         Pretensiones educativas
·         Necesidad
·         Destinatarios
·         Procesos que pone en marcha
·         Resultados durante el mismo programa
·         Resultados a largo plazo
·         Efectos secundarios
·         Rentabilidad de los costes
·         Rentabilidad social
·         Rentabilidad oferta demanda
·         Continuidad en el futuro
·         Contexto sincrónico y diacrónico

La comprensión tiene como finalidad de preguntarse por los procesos y los resultados de los programas. Exige la utilización de instrumentos variados y sensibles a la complejidad y diversidad de interrelaciones que se producen en la realidad educativa y se realiza a través de un lenguaje accesible para cualquier ciudadano interesado en la realidad que se evalúa

La evaluación como mejora, se refiere, de acuerdo con el planteamiento del autor, a una finalidad no sólo de los resultados, sino de la racionalidad y de la justicia de las prácticas educativas. La mejora consiste en la introducción de innovaciones, en la interrogante sobre la calidad, y en la participación de los destinatarios, a partir de la dinámica de la acción contextualizadora, que incluye una serie de expectativas, motivaciones, intereses, sentimientos, valores. Es así como la evaluación debe estar comprometida no sólo con la mejora del programa sino con la sociedad en general. Concluye, el autor, que en relación con la viabilidad de la educación, influye la falta de sensibilidad y convencimiento, la formación de los evaluadores, el costo de los procesos.

Comentario:
                              
De acuerdo con el autor, y a partir de la reflexión de estas lecturas se reconoce la importancia de la evaluación dentro del  desarrollo  curricular, en cualquiera de sus niveles, ya que guarda estrecha relación con el proceso de enseñanza aprendizaje. Razón por lo cual,  para la investigación educativa deben conocerse  muy bien los fines que persigue, la función que cumple y al servicio de quien se pone, y sobretodo  tener claro el proceso de evaluación como un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Lo anterior, en razón de las limitaciones y las manipulaciones  en que puede desembocar el proceso de evaluación, lo que exige una práctica evaluadora  de manera ética y democrática. 
En relación con las prácticas  educativas, es bien sabido que la tendencia  es hacia una evaluación por medición, de  control por parte del  docente y de una actitud pasiva por parte del alumno,  con resultados cuantificables, que no contribuyen al adecuado proceso formativo. Ante esto es importante reflexionar acerca de la manera de revalidar nuevas formas de enseñanza, en las que la evaluación contribuya a enriquecer el proceso de formación. ¿Debemos orientar la evaluación de la práctica educativa más hacia el estudiante y  menos hacia la sistematización del docente?
Al respecto, Stenhouse (1984)  insiste en que el docente debe ser un crítico y no un simple calificador, ya que las evaluaciones de tipo educativo  abordan el proceso educativo en términos de éxito o fracaso. Al respecto debemos preguntarnos: ¿Cuál es el tipo de docente que propician los modelos educativos en  nuestro medio?


             
Referencias

Santos Guerra, M. A. (1995). La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora.
      Málaga, España: Ediciones Aljibe.
Stenhouse, L.  (1998). Investigación y desarrollo del currículum. Cuarta edición. Madrid: Ediciones Morata.

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Capítulo I. EL CURRICULUM Y LA IDEOLOGÍA


Capítulo I. EL CURRICULUM Y LA IDEOLOGÍA

Para Torres (1998), los sistemas educativas se justifican en líneas de argumentación opuestas: 1) Las que defienden que la educación corrige las disfunciones de las que se resiente el modelo socioeconómico y cultural vigente y que buscan una alteración de las relaciones vigentes y 2) Las que sostienen que las instituciones educativas pueden ejercer un papel decisivo en las transformaciones de los modelos de la sociedad.
Para el autor, los sistemas educativos guardan estrecha relación con otras esferas de la sociedad, por lo que es necesario contemplar más allá de las aulas, lo referente a políticas educativas y currículo, por lo cual los proyectos curriculares no soncuestiones técnicas y neutrales, al margen de las ideologías y de otras dimensiones, tales como la económica, cultural y política. La función de la ideología en la sociedad humana se concentra  en la constitución de formas  bajo las cuales las personas construyen su realidad, sus deseos y aspiraciones.
De acuerdo con Therborn citado por Torres (1998), las ideologías  relacionan a los individuos conlas siguientes tres dimensiones:
1.    Lo que existe, y lo que no existe
2.    Lo que es bueno, correcto, justo, agradable y sus contrarios
3.    Lo que es posible e imposible
Lo anterior provoca diversas modalidades de discurso dentro de la sociedad a favor de la defensa del orden establecido:
1.    Resaltando los rasgos que refuerzan los intereses de la clase dominante, o negando lo existente
2.    Disfrazando la realidad “negativa”
3.    Defendiendo la imposibilidad de actuar en forma diferente, o de modificar la realidad problemática,  cuando los hechos son imposibles de ocultar
La ideología dota a las personas  de sentido de pertenencia e identidad, les hace conscientes de las posibilidades y limitaciones de sus actos, lo que permite estructuras compartidas de interpretación y significación (Kemmis, 1988).
Gramsci (1981) citado por Torres (utiliza el concepto de hegemonía ideológica  y considera que la ideología dominante en una situación histórica y social llega a organizar  los significados del “sentido común”. Es así como la dominación  de una clase sobre otra es más eficaz  a través de un proceso de hegemonía ideológica, con el apoyo del Estado.Las contraindicaciones  capaces de poner en cuestión ese sentido común surgen en la medida en que las relaciones sociales que se establecen en las familias, en las instituciones escolares, asociaciones locales, etc.
El autor afirma que las ideologías no son estáticas ni permanentes y funcionan un tanto “desordenadamente”. Una ideología hegemónica en un determinado momento histórico, gradualmente va a ser reformulada o sustituida mediante la confrontación entre otras tradiciones intelectuales diferentes y las fuerzas sociales ascendentes. Por lo tanto, cada una sufre transformaciones en algún grado, en la medida que coexistan, compitan y se enfrenten, llegando a superponerse e influirse unas a otras, sobretodo en las sociedades abiertas y complejas.
Torres (1998, p. 21) indica:  “La ideologías se construyen, funcionan y se transmiten en situaciones sociales concretas, circunscritas  en espacios ecológicos y tiempos específicos, mediante prácticas y medios de trabajo y de comunicación determinados.”     
Para el autor, la institución escolar es uno de los escenarios, considerado como  Aparato Ideológico del Estado, al desempeñar la función dominante de las clases sociales en el poder.
Comentario:
Ante la realidad  de las instituciones educativas  como transmisoras  no sólo de conocimientos y de valores, sino también como medios que legitiman la distribución existente del poder económico y cultural predominante es imprescindible  entender las condiciones en que operan esas fuerzas en la  educación así como las posibilidades de alterar esas condiciones. En aras de construir un futuro mejor para todos los sectores de la sociedad y no solo para la clase dominante es necesario entender los efectos sociales de la educación y cómo organizar un currículo de manera  que las instituciones educativas pueden ejercer un papel decisivo en las transformaciones de los modelos de la sociedad y no que actúen en función del modelo socioeconómico y cultural vigente. Ante esta situación cabe la pregunta: ¿En el caso de nuestro país. qué papel juega el curriculum oculto de una institución educativa como transformador de modelos de  sociedad o cómo difusor del modelo socioeconómico y cultural vigente?



Referencias
Torres, J. (1998). El curriculum oculto.
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